Levanté mi mirada para impregnarme de lo familiar. La sangre se agolpaba en mi cabeza, y una jaqueca inaudita incineraba mis pensamientos con desapego. Una jaqueca que era don. Una jaqueca que era verdugo divino. Lo áspero de las superficies ancestrales, envolvía mis pies apresuradamente en una danza siniestra. Allá arriba que era abajo. Arriba, cuando mis pupilas alzaron vuelo, caí en el frenesí de aquellos que atravesaban las aceras con disimulo y haciendo caso omiso de mi presencia. Los molestaba. Un torbellino arremolinado venía de algún lugar que no distinguía, y se deshacía en manchas difusas, confundido entre el oleaje de las damas nubosas. En un hilo filoso, llegaba en forma de ventisca y acariciaba mis mejillas. Me lastimaba. Se hallaba en una cercanía distante, y no podía evitar inmiscuirme en su juego de placer, ser persecuta de sus movimientos ágiles y rezagados. Una mujer de ojos transparentes pareció observarme, pero inmediatamente me propuso una muerte que era suicidio. Me obsequió un final bello, pero que evité porque el mío ya había sido escrito. Un grupo de entes inamovibles me señalaban con sus garras humanas. El poderoso se acercó hacia mi. Estaba vestido de supuestos crímenes. Su bastón colisionaba con las imperfecciones de mi suelo, y allí nacieron los engendros. "Esto no es lo que quería", pensé, y lo recité en mi mente, al son de una melodía que todos habían olvidado, o que nunca habían escuchado en la realidad real. El poderoso besó mis labios y me infundió miedo. El torbellino seguía provocando mis emociones, y ahora se lanzaba con aquel fulgor frío. Él leía mis pensamientos y esclavizaba mis movimientos. Sus ojos me indicaron el lugar. Un aconglomerado de ancianos con ojos nonatos cantaban una canción que era mía. Me acerqué mi proesguí su círculo.
Las montañas se movían en son de la danza de mis labios. El terreno opaco me acogió con dulzura. Immanuel me sonrió con complicidad.
La sonrisa era de él. La sonrisa era del poderoso. Observó al gentío que se desvanecía en nuevos campos de hierbas espesas. "Así fue con todos. Así fue conmigo".